divendres, 11 de novembre del 2011

ATENCIÓN, CORRECCIÓN PARA CONTROL 1º DE CIENCIAS

En este texto se nos informa sobre las diferencias entre los seres humanos y los animales (Tema). La intención del autor es convencernos de que el hombre, además de comunicarse con el mundo a través de los sentidos, como cualquier animal, dispone además de los conceptos, es decir, del pensamiento. (Tesis)

(Arg.1) El autor entra expresar su convicción fundamental desde el primer momento, dejando claramente definido el carácter doble de la relación que establecemos con el mundo. Por eso se sirve de la negrita, porque quiere recalcar que eso a lo que llama “mundo conceptual” es exclusivamente nuestro.

(Arg.2) Para explicarlo se va a servir de un ejemplo imaginado. Se refiere al tipo de relación que habría de entablar un ciervo con el curso de un río, comparándola con la que entablarían respecto al mismo río unos ingenieros. Para el primero, el río no es otra cosa que lo que le va a permitir saciar su sed y sobrevivir; para los segundos, el río es también eso, pero además, son capaces de pensar en ese río de una manera mucho más compleja, viendo en él posibilidades que no son tan inmediatas como la de beberse su agua.

Podría servirnos cualquier otro ejemplo similar. En una playa donde las olas alcanzan grandes alturas, es posible que las gaviotas encuentren la posibilidad de pescar con más facilidad en el agua revuelta. Esta posibilidad ha sido desde siempre vislumbrada por los seres humanos, que también cazamos para vivir como las gaviotas. La diferencia es que cada ser humano, es decir, cada ser pensante que se asome a esa playa puede meditar sobre las distintas posibilidades que tal fenómeno sugiere. Por ejemplo, para un amante del surf, las olas contienen la amenaza de una emoción deportiva sin igual, pero para un científico con preocupaciones ecologistas, la energía desencadenada por su movimiento podría, debidamente encauzada, suministrar electricidad a grandes núcleos poblacionales. Podríamos igualmente hablar de lo que le sugeriría a un poeta romántico el poder del océano batiéndose contra los arrecifes, o cómo imagina el pintor que podría reflejar tales cosas sobre el lienzo. Lo peculiar de todos estos casos es que confirman que el hombre puede “proyectar”, es decir, puede advertir implicaciones en la realidad que el mundo ofrece a sus ojos que nunca encontraríamos si tan sólo dispusiéramos de información sensorial. Es el pensamiento el que nos hace tan distintos.

(Arg.3) Esta concepción termina de confirmarse en la parte final del texto: “La comprensión humana del mundo es más amplia que la que se capta a través de los sentidos”. Aquí añade algo: además de referirse a “conceptos” y “razonamientos” en negrita con la intención de recalcar su importancia, hace aparecer el concepto “lenguaje”. Pese a que Yánez no lo explique, podemos entender que se refiere a él porque es la clave de la distancia que nos separa del mundo animal. El lenguaje humano no es un simple modo de comunicación como los que usan las distintas especies. Es todo un sistema de sonidos articulados y convencionales que adquieren carácter simbólico, de tal manera que podríamos afirmar que configuramos ideas, es decir, que somos capaces de pensar porque disponemos de un complejísimo sistema lingüístico.

dimecres, 26 d’octubre del 2011

T-10 ¿QUÉ SE TRANSMITE EN LA ENCULTURACIÓN?

En el siglo XX han aparecido otros problemas, suscitados a menudo por el desarrollo de las "ciencias humanas". Así, la etnografía nos ha familiarizado progresivamente con la diversidad realmente increíble de costumbres, hábitos, creencias en uso de las 2000 sociedades conocidas, presentes o pasadas. Tal diversidad pone de relieve el ámbito de la cultura, es decir de lo que se transmite por tradición de una generación a otra, y no el de los impulsos naturales, que serían idénticos en todos los hombres.

Algunos datos de la psicología son aún más claros. Al contrario de los animales la "cría humana" no es , según la expresión de Pieron, más que un "candidato a la humanidad". Sólo deviene hombre en la medida en que recibe del medio en el que vive, y en el momento oportuno, el aporte cultural indispensable al despertar de su inteligencia y de su sensibilidad. Esta aportación, constituida por los cuidados maternos, el lenguaje, los valores afectivos, morales y estéticos, es asimilada inconscientemente por cada uno en determinados momentos de su vida y nadie puede pretender que la ha creado por sí mismo. Así pues, el hombre es, en su nacimiento, una especie de prematuro. Como dice Malson, "Su personalidad se elabora... en una serie de matrices culturales que son para su desarrollo tan importantes como la matriz materna. Las relaciones emocionales que mantiene durante los dos primeros años con su madre condicionan toda su vida afectiva y el aprendizaje del lenguaje en el tiempo adecuado condiciona toda su vida intelectual". Los célebres "niños salvajes" educados por animales no son "hombres en estado de naturaleza", sino que adoptan las actitudes, los modos de andar, los gustos alimenticios... de las especies que les han adoptado; padeciendo, además de diversas enfermedades, un retraso mental aparentemente irreversible. (Heymann,G. Philosophie)

T-11 EL ANIMAL DESVALIDO

Sucede que las especies que cuentan con un cerebro muy desarrollado se diferencian de las dotadas de un sistema nervioso más simple no tanto en las conductas que heredan, cuanto en los comportamientos que pueden adquirir. Son los aprendizajes posibles los que hacen distintas a las especies (e incluso a los individuos). La abeja ostenta unos comportamientos complejísimos, pero son los únicos que puede realizar. Prácticamente toda su conducta está determinada genéticamente. Está sometida al determinismo biológico. De hecho, cuantos más comportamientos
hereda biológicamente una especie tantos menos comportamientos puede aprender. En
consecuencia, el desvalimiento del animal superior; del hombre, en el momento de su nacimiento es signo patente de lo mucho que puede aprender. Si contara ya con numerosas conductas al nacer, su comportamiento general posterior estaría muy determinado. Así pues, el hombre hereda –eso sí- un cerebro que permite realizar multitud de aprendizajes y, gracias a ellos, convertirse efectivamente en el ser superior que sin duda es.

Pero para aprender no basta un sistema nervioso central complejo. Es la cualidad
necesaria, pero no suficiente. Además se precisa un ambiente que enseñe o permita aprender. Ese ambiente es el constituido por los demás hombres. El medio social, actuando sobre cada individuo desde el mismo instante del nacimiento –e incluso antes- es quien permite que ese ser; el hombre, biológicamente muy indeterminado en lo que a su conducta se refiere, llegue a comportarse de acuerdo, entre otras cosas, con lo establecido en su grupo social. Las personas que constituyen ese
grupo, asumiendo y resumiendo en sus comportamientos todos los aprendizajes históricamente trasmitidos de generación en generación, consiguen que todo individuo llegue a comportarse como miembro de su comunidad cultural. La cultura sustituye así, en el comportamiento humano a los cromosomas.

Rudiger Niehman


T-12 EL HOMBRE, SER DE CARENCIAS

A.Portmann ha señalado que el ser humano nace siempre "demasiado pronto" y, por tanto, necesariamente inmaduro biológicamente. En efecto, los mamíferos inferiores (como los roedores) nacen después de un breve embarazo y en gran número de crías, pero en estado de desamparo, y han de permanecer en el nido largo tiempo: son "calientanidos". Los mamíferos superiores nacen después de un largo embarazo; pocas crías, pero muy desarrolladas.Su nido ha sido el seno materno, por eso son "fuginidos". El ser humano es un caso especial. El embarazo es largo, pero nace inmaduro y sigue necesitando un nido: es un "calientanidos secundario". Para el bebé, la casa y el mundo son su "nido", lo cual hace que reciba un enorme caudal de información (¡cultural!) antes de concluir su proceso de maduración biológica.

Por su parte, A.Gehlen ha denominado al hombre un "ser de carencias":

"Morfológicamente, el ser humano, en contraposición a los mamíferos, está determinado por la carencia, que en cada caso hay que explicar en su sentido biológico exacto como no adaptación, no especificación, primitivismo, es decir, no evolucionado, o, de otra manera, esencialmente negativo". (El hombre, pp.37) Gehlen cita, por supuesto, el mito de Protágoras, e indica que el ser humano carece en absoluto de especialización (su dentadura, por ejemplo, parece primitiva, no especializada para ninguna función concreta), por lo que se encuentra inadaptado para cualquier medio ambiente y en peligro permanente. Esta situación biológica del ser humano le obligó a suplir sus carencias y a hacerse a sí mismo ("domarse a sí mismo"). Y tuvo otra consecuencia: al no estar adaptado a ningún medio ecológico propio, puede vivir en cualquiera: está "abierto al mundo". Si se recuerda el estrechísimo medio ambiente en que vive la garrapata, se comprenderá bien lo que es la existencia de un ser que vive "en el ancho mundo", recibiendo un inmenso caudal de información"


LECTURAS PARA 1º DE BACHILLER El valor de educar. Fernando Savater Ética para Amador. Fernando Savater Política para Amador. Fernando Savater Las preguntas de la vida. Fernando Savater El señor de las moscas. William Golding (novela) La deuda de Eva. Alicia Giménez Bartlett Futbolsofía. Carlos Goñi De jóvenes, bandas y tribus. Carles Feixa Invitación a la filosofía. Andrè Comte-Sponville Vacas, guerras, cerdos y brujas. Marvin Harris Cómo nos venden la moto. Noam Chomsky. Ignacio Ramonet Los mitos griegos. Robert Graves El planeta americano. Vicente Verdú Lo que Sócrates diría a Woody Allen. Juan Antonio Rivera Panfleto antipedagógico. Ricardo Moreno Castillo El nombre de la rosa. Umberto Eco (novela) ¿En qué creen los que no creen?. Umberto Eco y Carlo MªMartini La tiranía de la belleza. Lourdes Ventura Informe Lugano. Susan George. Nadie acabará con los libros. Umberto Eco y Jean-Claude Carrière Las semillas de la violencia. Luis Rojas Marcos Bienestar insuficiente, democracia incompleta. Vicenç Navarro Mi familia y otros animales. Gerald Durrell 1984. George Orwell (novela) La aventura de pensar. Fernando Savater La carretera. Cormac McCarthy (novela) Ensayo sobre la ceguera. José Saramago (novela) Las venas abiertas de América Latina. Eduardo Galeano. Un mundo feliz. Aldous Huxley. T-13 ABEJAS, CASTORES Y HUMANOS.

Entre humanos sólo hay unanimidad en saber que estamos en desacuerdo en todo. Esto se debe a algo maravilloso y, en cierto modo, aterrador, que lo que vaya a ser la vida de cada cuál es, al menos en parte resultado de lo que quiera cada cuál. Si nuestra vida fuera algo determinado y fatal, irremediable, todas estas reflexiones carecerían de sentido. Nadie discute si las piedras caen hacia arriba o hacia abajo: caen hacia abajo y punto, no hay consultas a la población para saber si queremos abolir la Ley de la Gravedad. Los castores hacen presas en los arroyos y las abejas panales de celdillas hexagonales: no hay castores tentados de hacer celdillas ni abejas que se dediquen a la ingeniería hidráulica. En su medio natural, cada animal parece saber perfectamente lo que es bueno y malo para él, sin discusiones ni dudas. No hay animales malos ni buenos en la naturaleza, por más que la mosca, si tuviera juicio moral, consideraría mala a la araña que tiende su trampa y se la come. El caso es que la araña no lo puede remediar.

Fernando Savater


dimecres, 5 d’octubre del 2011

T-5 EL HOMBRE EN ESTADO DE NATURALEZA

Concluyamos que, errante en las selvas, sin industria, sin palabra, sin domicilio, sin guerra y sin vínculos, sin necesidad alguna de sus semejantes, como sin deseo alguno de perjudicarlos, quizá sin conocer a ninguno individualmente, el hombre salvaje, sujeto a pocas pasiones y bastándose a sí mismo, no tenía más que los sentimientos y las luces propios de este estado, ni sentía más que sus verdaderas necesidades, ni miraba más que aquello que creía tener necesidad de ver; su inteligencia no progresaba más que su vanidad. Si por acaso hacía algún descubrimiento, tanto menos podía comunicarlo cuanto que ni aún a sus hijos conocía. Perecía el arte con el inventor; no había educación ni progreso, y las generaciones se multiplicaban inútilmente; partiendo cada una del mismo punto, deslizábanse los siglos con toda la tosquedad de las primeras edades, la especie era ya vieja y el hombre seguía siendo siempre niño.

Jean Jacques Rousseau

T-6 EL HOMBRE, ANIMAL POLÍTICO

Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....]

Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado.

Aristóteles, Política, 1253a

T-7 HERENCIA O MEDIO

En los primeros días de la genética se pensaba que cada gen codificaba la información correspondiente a un único rasgo, de manera que habría uno para el color, uno para la forma, uno para el tamaño, etc...No es tan sencillo y, desde luego, no hay un gen de la inteligencia o un gen de la agresividad. En la determinación de los rasgos intervienen muchos genes. Así, algo tan sencillo como el color de una flor es producto de un laberinto de causas genéticas, complejas rutas de biosíntesis donde intervienen encimas y proteínas además de distintos genes en un enrevesado proceso. Además los mismos genes actuarán de forma distinta en distintos contextos ambientales. Si esto sucede con el color de una flor, imaginemos qué puede suceder con un rasgo de conducta humana. Como afirma Richard Dawkins el gen se manifestará en nosotros en función de cómo se nos críe o qué alimentación y educación recibamos.

Jose Antonio Marina

T-8 INTELIGENCIA

Daré algunos ejemplos famosos. 1. En Inglaterra los repartidores de leche suelen dejar las botellas a la puerta de las casas. Un paro (ave) descubrió cómo romper el tapón con el pico para beberse el contenido; en poco tiempo, la costumbre se generalizó de tal manera que fue necesario cambiar el tipo de tapones. 2 En Japón se alimentaba con boniatos a un grupo de macacos (monos) desde hacía más de un año. Pues bien, un día a una hembra joven se le ocurrió lavar el boniato en un río:la costumbre se extendió en poco tiempo a todos los demás individuos del grupo. 3. También aprendieron los macacos de Kyoto a calentarse junto al fuego observando lo que hacían sus guardianes. Nada de qué extrañarse, ya sabemos lo que es un "mono de imitación". En estos casos ha habido pues aprendizaje por imitación . Pero en los dos primeros se dan otros tipos de aprendizaje. Quizá el primer paro que abrió la botella de leche ejercitaba un comportamiento de curiosidad -casi todos los animales son curioseadores- y por azar -aprendizaje por ensayo y error- encontró la manera de beberse el contenido. En el caso de los boniatos, el macaco demostró una notable inteligencia. Aprendió según el procedimiento que los psicólogos llaman comprensión súbita: percibió al mismo tiempo el boniato sucio y el agua del río y, de pronto...¡comprendió!

Todos estos ejemplos de aprendizaje lo son de animales que viven en un ambiente muy rico y favorable. Pero hay otro ejemplo, el de la garrapata, que, por vivir en un mundo muy reducido y estable, no necesita aprender prácticamente nada. Toda la conducta de este animal está programada mediante instintos (señales-estímulo y mecanismos desencadenadores). He aquí el relato de su apasionante vida.

La garrapata espera en las ramas de cualquier arbusto para caer sobre cualquier animal de sangre caliente. Careciendo de ojos, posee en la piel un sentido general lumínico, al parecer, para orientarse en el camino hacia arriba cuando trepa hacia su punto de espera. La proximidad de la presa se la indica a ese animal ciego y mudo el sentido del olfato, que está determinado sólo al único olor que exhalan todos los mamíferos: el ácido butírico. Ante esa señal se deja caer, y cuando cae sobre algo caliente y ha alcanzado su presa, prosigue por su sentido del tacto y de la temperatura hasta encontrar el lugar más caliente, es decir, el que no tiene pelos, donde perfora el tejido de la piel y chupa la sangre.Así pues, el mundo de la garrapata consta solamente de percepciones de luz y de calor y de una sola cualidad odorífera. Está probado que no tiene sentido del gusto. Una vez que ha llegado a su fin su primera y única comida, se deja caer al suelo, pone sus huevos y muere.
Naturalmente, sus posibilidades son escasas. Para asegurar la conservación de la especie, un gran número de esos animales espera sobre los arbustos, y además cada uno de ellos puede esperar largo tiempo sin alimento. En el Instituto Zoológico de Rostock se han conservado con vida garrapatas que estuvieron dieciocho años sin comer... (A. GEHLEN, El hombre.)


T-9 LA PUBERTAD

Durante el último siglo y medio (las estadísticas no permiten ir más lejos), la edad de la pubertad ha sufrido una disminución constante, prácticamente lineal, en todos los países industrialmente desarrollados. Alrededor de 1833, la primera regla en las chicas ( y la primera eyaculación en los chicos) se producía sobre los diecisiete años... En nuestros días la edad de la pubertad ha bajado a los trece. Todos los países del mundo muestran este fenómeno, que se ha constituido en un verdadero "universal".

Los efectos de la nutrición pueden explicar esta precocidad, pues se ha demostrado que hay una correlación entre el peso corporal y la manifestación de los primeros síntomas de la pubertad. También los efectos psicológicos parecen actuar sobre la cronología de la maduración sexual. Money y Ehrhardt han observado, por ejemplo, que la hospitalización o el cambio de ambiente pueden acelerar la pubertad en los adolescentes que viven en un medio familiar opresivo y lleno de conflictos.

Massimo Piatelli-Palmarini

divendres, 16 de setembre del 2011

1º BACH. TEXTOS PRIMER TRIMESTRE (1-4)

T-1 LO QUE LAS COSAS SON

Esta concepción fue tomada por Aristóteles de su maestro, Platón. Éste pensaba que cada cosa poseía algo así como una esencia, pero que esa esencia preexistía desde toda la eternidad a las cosas mismas y era por tanto independiente de ellas. Las cosas materiales copian esa esencia, realizándola de forma temporal e imperfecta en el mundo físico. A esa esencia la llamó "Idea".

Quizá se inspiró en el modo en que trabajan los artesanos: primero conciben la idea de lo que piensan hacer -supongamos, una vasija- y luego copian el modelo en barro. Fabrican así muchas vasijas que copian el modelo, pero ninguna realiza la perfección de la vasija-idea, ninguna es la vasija-modelo. Podemos extender este símil al mundo natural, por ejemplo a los caballos. ¿Quién es su artesano? No lo hay o, en todo caso, es la "Naturaleza". Sin embargo, todos los caballos existentes son una copia física de una idea -el modelo "Caballo"- que también, de alguna manera espiritual, es decir, no física, tiene que existir, pues de lo contrario no habría una pluralidad de objetos -los caballos- a los que comúnmente denominamos de la misma forma. Claro que, si la idea-caballo no está en cada uno de los caballos físicos, ¿dónde se encuentra entonces? Platón propone la existencia de un "mundo de las ideas", un más allá espiritual y eterno al que sólo podríamos acceder a través del intelecto.

Esta condición inmutable, espiritual y eterna de las ideas fueron imaginadas por Platón en similitud con los entes matemáticos. Estos escapan al tiempo. Es cierto que las figuras triangulares o cilíndricas existen sólo durante un tiempo, ya que pertenecen al mundo físico y están hechas de materia. Pero éstas son sólo copias perecederas de una realidad eterna o inmutable -el triángulo, el cilindro- que no se puede destruir y que existe con independencia de que en el mundo terrenal sigan apareciendo objetos triangulares o cilíndricos.

T-2 LA CREACIÓN DEL MUNDO

!1,20: Y dijo Dios:
—Bullan las aguas con un bullir de vivientes, y vuelen pájaros sobre la tierra frente a la bóveda del cielo.
1,21: Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que las aguas hizo bullir según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. 1,22: Y Dios los bendijo, diciendo:
—Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra.
1,23: Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
1,24: Y dijo Dios:
—Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies.
Y así fue. 1,25: E hizo Dios las fieras de la tierra según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles del suelo según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
1,26: Y dijo Dios:
—Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que ellos dominen los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos y todos los reptiles.
1,27: Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 1,28: Y los bendijo Dios y les dijo:
—Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra.

Génesis 1, 20-28

T-3 EL GÉNERO HUMANO

Dice Platón (Político,263) que todos nosotros tendemos a "afirmar precipitadamente que hay dos géneros de vivientes: el género humano, primero, y por otra parte, todos los demás animales en un solo bloque". Pero -continúa diciendo- podríamos engañarnos. Primero, hay un engaño del lenguaje: puesto que "tenemos una sola palabra para designar a todos los demás animales (el de fieras o bestias), imaginamos que no forman sino un solo género contrapuesto al género humano". En segundo lugar, sigue Platón, "nos engaña nuestro orgullo, pero es lo que ocurriría con cualquier otro animal dotado de razón, por ejemplo una grulla: aislaría primero el género "grulla" para oponerlo a todos los demás animales, y de esa forma glorificarse a sí misma, y rechazaría el resto, seres humanos incluidos, en un mismo grupo, para el que probablemente no encontraría otro nombre que el de bestias." Mucho más tarde repetirá Darwin: "Si el ser humano no hubiera sido su propio clasificador, jamás habría soñado en fundar un orden separado para colocarse en él" (El origen del ser humano)

En realidad, el planteamiento platónico del problema ya sugiere la solución: sólo el ser humano es capaz de clasificar a los animales (él mismo incluido) ya que sólo él es racional. Pero también nos está haciendo una advertencia: ¡Mucho cuidado! Encontrar la "diferencia" -la racionalidad- no quiere decir, necesariamente, que se haya demostrado que el ser humano es mejor
que los demás animales. ¿Es realmente mejor? La pregunta queda abierta, y lo ha estado a lo largo de la historia de la filosofía. Así encontramos, por ejemplo, que en el Renacimiento, Pico de la Mirándola definía a las bestias como "inferiores", hasta el punto de exigir al hombre buscar su propia dignidad lejos de todo aquello que, como sus pies o sus manos, le acercan demasiado a la condición animal. Sin embargo, el célebre Montaigne, en su Apología de Ramón Sibiuda llega a atribuir a los animales pensamiento e incluso religión.

T-4. LAS NORMAS MORALES Y LA NATURALEZA HUMANA.

Los sofistas defendían el carácter convencional no sólo de las instituciones políticas, sino también de las normas morales: lo que se considera bueno y malo, justo e injusto, loable y reprensible, no es fijo, absoluto, universalmente válido e inmutable. Para llegar a esta conclusión los sofistas contaban con un argumento doble: 1) La falta de unanimidad acerca de qué sea lo bueno, lo justo, etc...(cosa que se hace evidente no solo comparando unos pueblos con otros, sino incluso a dos hombres de un mismo pueblo) 2) Los sofistas solían establecer la comparación entre las leyes y normas morales vigentes y la naturaleza humana.

Lo único verdaderamente absoluto, inmutable (es decir, común a todos los hombres) es la naturaleza humana. Para saber en qué consiste la naturaleza humana habrá que observar cuál es el modo propio e intrínseco de comportarse de los hombres.

La búsqueda de un modo propio –natural- de comportarse los seres humanos no es nada fácil, ya que nuestro comportamiento está condicionado por el aprendizaje, por las normas y hábitos que nos han sido inculcados a lo largo de nuestra vida. ¿Qué es, pues, lo natural en el hombre? De un modo general, cabe responder: lo que queda si eliminamos todo aquello que hemos recibido por las enseñanzas recibidas. Los sofistas, especialmente los de segunda generación, como Calicles y Trasímaco, utilizan el animal y el niño como ejemplos de lo que es la naturaleza humana prescindiendo de los elementos culturales adquiridos. De estos dos modelos deducen que sólo hay dos normas naturales de comportamiento: la búsqueda del placer (el niño llora cuando siente dolor y sonríe feliz cuando experimenta placer) y el dominio del más fuerte (entre los animales, el macho más fuerte domina a los demás).

Toda moral que vaya en contra de estas dos normas es antinatural. Por tanto, la moral vigente es antinatural, por contraria a la naturaleza, y convencional, porque es fruto del acuerdo.

divendres, 10 de juny del 2011

EJEMPLO DE COMENTARIO DE TEXTO


¿No te has preguntado nunca por qué los hombres vivimos de una manera tan complicada? ¿Por qué no nos contentamos con comer, aparearnos, protegernos del frío y del calor, descansar un poco... y vuelta a empezar? ¿No hubiera bastado con eso? Nunca falta algún ecologista bienintencionado que piensa aconsejable volver a la «simplicidad» natural. Pero ¿hemos sido los hombres «simples» alguna vez? Incluso las tribus más primitivas de las que tenemos noticia están llenas de inventos sofisticados, aunque no sean más que inventos mentales: mitos, leyendas, rituales, magias, ceremonias funerarias o eróticas, tabús, adornos, modas, jerarquías, héroes y demonios, cantos, chistes y bromas, bailes, competiciones, formas de embriaguez, rebeldías...

Nunca los hombres se limitan a dejarse vivir, sin más jaleos: en todos los grupos humanos hay curiosos, perfeccionistas y exploradores. Es evidente que lo propio de los humanos es una especie de inquietud que los demás seres vivos parecen no sentir. Una inquietud hecha en gran medida de miedo al aburrimiento: tenemos —hasta los más tontos— un cerebro enorme que se alimenta de información, de novedades, de mentiras y de descubrimientos; en cuanto decae la excitación intelectual, a fuerza de rutina, los más inquietos —¿los más humanos?— empiezan a buscar, al principio con prudencia y luego frenéticamente, nuevas formas de estímulo. A uno le da por subir a una montaña inaccesible, éste quiere cruzar el océano para ver qué hay al otro lado, el de más allá se dedica a inventar historias o a fabricar armas, otro quiere ser rey y nunca falta el que sueña con tener todas las mujeres para él solo. ¿Dónde hay que echar el freno y decir «basta»? Se empieza haciendo cerámica de barro y se llega en seguida al cohete que va a la luna o al misil que destruye al enemigo; se parte de la magia pero se sigue a trancas y barrancas hasta Aristóteles, Shakespeare o Einstein... A ese desasosiego, a esa inquietud, a ese miedo permanente al aburrimiento, es a lo que me refiero cuando te digo que las sociedades humanas no se contentan con la supervivencia sino que ansían la inmortalidad.
Fernando Savater


COMENTARIO DE TEXTO

(Tema) Este texto nos ofrece una reflexión sobre las características especiales del ser humano entre las criaturas del mundo. (Tesis) Intenta hacernos ver que la razón y la libertad nos han convertido en un ser extraño y complicado que no se conforma con sobrevivir como los demás seres vivos. (Formulación alternativa de tesis) Podríamos enunciar esta idea central de otra manera: el ser humano es la criatura que busca la inmortalidad.

(Tipo de texto. Sólo hace falta si el texto tiene alguna característica especial, por ejemplo si es un diálogo) Debemos tener en cuenta que la estrategia retórica que elige el autor es una especie de diálogo en el que se dirige a un interlocutor que no está directamente presente, de manera que él opta por hablarle y utilizar la segunda persona como si le estuviera escuchando. Por eso dice, por ejemplo, “es a lo que me refiero cuando te digo”…

(Arg.1) Como parte de esta estrategia de diálogo fingido, Savater empieza lanzando varias preguntas a su ausente interlocutor. Su objetivo es llamar la atención sobre lo peculiar de nuestra especie. Se plantea si las cosas de nuestra vida no podrían ser tan sencillas como la de cualquier animal “normal”.

(Arg.2) A continuación plantea un enfoque que podría ser contrario al suyo. Pone en boca de un ecologista la pretensión de abandonar esta complicación de nuestras vidas y volver a una supuesta sencillez natural. Savater refuta ese enfoque. Su idea es que es ridículo pedirnos simplicidad cuando desde siempre lo que nos ha caracterizado es nuestra afición a complicarnos la vida. Así, suministra el ejemplo de los pueblos primitivos, los cuales han desarrollado toda una serie de artificios culturales con los que marcan de manera intensa su línea de separación con respecto a eso a lo que llamamos la naturaleza. Savater cita los mitos, las leyendas, los ritos… Y acaba refiriéndose incluso a los bailes o las bromas. Esto nos ayuda a imaginar “modas” como las de esas tribus africanas que consideran más bellas a las mujeres con el cuello largo, de manera que desde pequeñas las niñas van recibiendo anillos que ya no se quitarán jamás y que distinguirán su belleza. O esas tribus amazónicas cuyos individuos van desnudos pero llevan la piel atravesada de tatuajes y piercings, todos los cuales tienen un valor simbólico que tiene un gran valor dentro de la vida social de aquellas tribus. Los ejemplos serían innumerables: lo propio de las agrupaciones humanas es complicarnos la vida.

(Arg.3) A partir del segundo párrafo, el autor se sirve de dos conceptos sumamente valiosos para su idea central: la inquietud y el aburrimiento. Algo hay especial en el ser humano, algo extraño que le hace rebelarse contra la disposición natural de preocuparse únicamente de sobrevivir. Esta es una cualidad que nos aleja de los demás seres, y Savater la explica por ese “enorme cerebro” del que disponemos. Quizá no todos los seres humanos nos desasoseguemos de igual manera ante la rutina, pero en todo grupo hay siempre algunos individuos que no soportan las situaciones vitales demasiado estrechas y buscan nuevas formas de conocimiento y experiencia. Savater dice que esos seres un tanto anómalos son en cierto modo los más humanos de entre los humanos, si es que definimos nuestra especie como la del animal que siente curiosidad o que necesita encontrar estímulos nuevos. Da un serie de ejemplos, desde el escalador que necesita siempre subir un nuevo ocho mil, hasta el fabulador que inventa siempre nuevas y más maravillosas historias, pasando por quienes no encuentran freno a su ambición… Resulta muy llamativa la línea de continuidad que establece entre el hombre prehistórico que creó aquellas viejas vasijas hasta los astronautas de nuestro tiempo. Esto último es una aventura propia de un animal complicadísimo, pero también lo de la vasija: la idea es que el hombre ha estado siempre ideando nuevas formas de vivir, formas cada vez más sofisticadas y complejas de organizar su vida sobre el mundo. Los ejemplos de grandes genios que ofrece –cita a Aristóteles, Shakespeare o Einstein, pero podría citar a otros- certifican esa convicción de que desde lo más primitivo los humanos hemos sido capaces de remontarnos hasta las cimas de la espiritualidad y la inteligencia.

(Arg.4) A modo de conclusión, el autor refuerza la tesis o idea central cuando se refiere al ansia de inmortalidad como clave de nuestros comportamientos. Todos los animales viven y mueren, también nosotros, pero es que nosotros lo sabemos, somos conscientes de ello, y por eso intentamos vivir de una manera que, de alguna manera, resulte trascendente, tenga un sentido. Somos una criatura dotada de razón y libertad, sentimos una inquietud –Sartre y el existencialismo lo llamarían “angustia vital”- que nos empuja a buscar siempre más, a ir más allá. Eso nos aleja completamente de la simplicidad natural de la que procedemos.

dijous, 12 de maig del 2011

COMENTARIO DEL TEXTO 10. "LIBRES, SIERVOS Y PILLOS". 1º DE BACHILLER.

En este texto el autor reflexiona sobre el problema de la libertad y las relaciones entre los seres humanos. Pretende que entendamos que nuestro fin no ha de ser servirnos de los demás como simples instrumentos, sino que más bien nos hemos de relacionar con otros seres humanos porque eso nos hace mejores, más libres, más humanos en suma.

Fernando Savater desarrolla este planteamiento con una serie de argumentos.

Lo primero que hace es prevenirnos contra el uso de la libertad opuesto al que él defiende. Ataca a los "pillos" y "canallas" que van por el mundo aprovechándose de los demás, explotándolos o usándolos como simples instrumentos para conseguir algún tipo de ventaja práctica. Pese a que el autor no da ejemplos, parece fácil imaginarlos. Simplemente tenemos que pensar en nuestra experiencia cotidiana: jefes que abusan de la debilidad de sus empleados, banqueros que juegan de forma irresponsable con la confianza de los ahorradores, políticos que prometen a sus votantes cosas que no piensan cumplir, timadores... En suma, todos aquellos para los cuales no parece haber diferencia entre un semejante y una llave inglesa, la cual utilizamos para ajustar una tuerca, y cuando deja de sernos útil la tiramos a la basura. Savater desacredita el prejuicio de que tales personas son más listas que los demás, pues cree que los beneficios que obtienen por utilizar a los seres humanos son poco duraderos y mezquinos.

En su segundo argumento trata de que nos replanteemos el concepto de "ventaja", de ahí que lo ponga en cursiva. Explica que, al contrario de la actitud anteriormente expuesta, no debemos buscar la relación con otros seres humanos para obtener más riquezas materiales o para tener más poder, al menos no ha de ser este nuestro fin fundamental. Si debemos buscar a los otros es -siempre según Savater- porque necesitamos que los demás nos quieran, nos hagan sentir mejores y más libres, nos vuelvan más humanos.

A continuación se sirve de un recurso consistente en imaginar un diálogo posible. Para ello pondrá entre comillas la supuesta intervención de un pillo y la contestación que él recomienda a su lector. El pillo nunca entenderá que valores como el afecto, la amistad o la libertad son deseables por sí mismos, son valores que fortalecen nuestro espíritu, aunque no son intercambiables por dinero ni tienen una utilidad inmediata. Savater desacredita al pillo acusándole de ser lo más alejado a un hombre libre: le llama "siervo". La razón es que quienes creen que los demás están en el mundo para ser sus servidores, es que en realidad él mismo tiene mentalidad de esclavo.

Esa idea, la de que la libertad se opone al hábito de usar a las demás personas -como si fueran kleenex- sirve de conclusión al texto. En esa conclusión juega con una paradoja: llama "pobrecillo" a aquel que puede poseer grandes fortunas materiales, pero carece de lo verdaderamente importante, la capacidad para enriquecerse verdaderamente en las relaciones humanas.


ATENCIÓN. UNOS CUANTOS CONSEJOS PARA COMENTAR TEXTOS.

1. Comentar textos es menos difícil de lo que te parece, lo que pasa es que a lo mejor no lo has intentado lo suficiente.
2. Lee bien el texto. Después de eso vuelve a leerlo, y si hace falta haz una tercera lectura. Asegúrate de que entiendes lo que el autor te está explicando.
3. Hazte una pregunta, de qué me están hablando, o, dicho de otra forma, cuál es el problema que se plantea. Hazte otra pregunta: de qué me quiere convencer, o, en otras palabras, cuál es la postura u opinión que pretende defender. Escribe ambas cosas de las distintas maneras que se te ocurran y después inclínate por la mejor formulación para el tema y para la tesis.
4. En la argumentación no parafrasees, pues en ese caso no harás sino reduplicar el texto. No quiero que sobreescribas sino que expliques. Si algo que dice el autor merece ser reproducido tal cual hazlo citando expresamente y entrecomillando.
5. Un argumento puede ser un ejemplo, un argumento de autoridad, una cifra, un dato histórico, un simple razonamiento... Puede ser cualquier recurso argumental que sirva al autor para hacer más sostenible esa opinión de la que intenta convencernos. A veces es una pregunta, incluso una broma, una comparación para ridiculizar la postura rival...
6. El profesor está para algo. Y prefiere explicar cómo se comenta un texto que pasarse la clase diciéndole a los de atrás que desaparezca el murmullo dichoso.

dimarts, 29 de març del 2011