dijous, 2 d’abril del 2009

ATENCIÓN, HEMOS AÑADIDO TRES CONCEPTOS
Relaciones de producción: La distribución de la riqueza en una sociedad caracteriza su modo productivo, que se apoya en instituciones políticas y jurídicas diferentes según el modo de producción del que se trate. Estos modos son clasificados por Marx en tres grandes fases históricas: esclavismo, feudalismo y capitalismo, a los que habría que añadir el modo “futuro”, el socialismo. En el capitalismo, la forma de distribución es particularmente desigual, debido a la apropiación privada de los medios de producción, lo cual determina la contradicción o conflicto entre el capital y el trabajo asalariado, o lo que es lo mismo, entre quienes detentan la propiedad privada de los medios de producción y quienes trabajan en beneficio de los grandes burgueses. La tensión consecuente determina la rebelión de las fuerzas productivas, cuyos focos revolucionarios se atizan con las crisis del mercado y con la actividad política del proletariado organizado.

Trabajo: Condición esencial del ser humano, única especie que produce sus condiciones de subsistencia. Marx atribuye al trabajo un carácter colectivo, pues la facultad de transformar la naturaleza sólo puede desarrollarse de forma cooperativa. La historia es pues la sucesión de las distintas formas epocales de organizar el modo productivo. El modo capitalista diferencia el capital, concentrado en manos burguesas, del trabajo social, que corresponde a la clase asalariada. Marx tomó de Hegel el principio de que el hombre es lo que produce, su trabajo en suma. Sin embargo, Hegel siempre pensó que la actividad económica de una época estaba determinada por las formas de conciencia de dicha época, por su espíritu, por sus ideas… Por eso para Hegel, lo que sabemos de una sociedad es fundamentalmente lo que se expresa en el Derecho, la Política, la Filosofía, la Religión o el Arte. Marx invierte esta concepción, afirmando que las formas del espíritu son producto de la economía. Si Hegel creyó que el Estado prusiano solventaría al nivel de las instituciones las contradicciones entre los hombres, Marx creyó que las verdaderas contradicciones, concretadas en el mundo del trabajo desde la lucha de clases, explotarían en forma revolucionaria, dando lugar al triunfo del socialismo.

Plusvalía. En el modelo capitalista, la minoría burguesa se apropia del trabajo excedente, es decir, de los beneficios del producto que superan las necesidades de subsistencia del asalariado. La plusvalía es ese margen de beneficio, y supone un robo porque el capitalista aumenta en su propio beneficio el tiempo de trabajo que el asalariado necesitaría para producir sus condiciones de vida.

Praxis. La praxis es acción racionalmente guiada. El hombre se construye a sí mismo de forma práxica, en la acción, más concretamente en la acción productiva. La relación primaria del hombre con la naturaleza es histórica y cooperativamente transformada, de tal manera que el hombre a lo largo de los tiempos va humanizando el mundo. El peligro llega cuando la praxis se convierte en praxis alienada.

Materialismo histórico. El antiguo materialismo de los empiristas carece de interpretaciones históricas y revolucionarias. El del ateísmo de Feuerbach es meramente teórico o especulativo. Marx postula un materialismo histórico, pues exige a los filósofos proyectar su conocimiento sobre las relaciones de producción, es decir, sobre los procesos económicos y la dinámica de clases, y que lo hagan además en clave de proceso que va experimentando transformaciones a través de los tiempos. Marx no hace historia de las ideas o de las formas del espíritu como Hegel y los idealistas, sino de la lucha de clases, por eso afirma que “no es la conciencia lo que determina el ser del hombre, sino su ser social el que determina su conciencia”. A esta doctrina se la llama también materialismo dialéctico, pues entiende que lo que mueve la historia son conflictos entre fuerzas antagonistas, entendidas éstas en sentido materialista como clases sociales.

Infraestructura/ Superestructura. Toda organización social se caracteriza por la manera de organizar la actividad productiva. La infraestructura es la base sobre la que se construye una sociedad en una época. Además de la base geográfica, la tecnología productiva o los transportes, incorpora sobre todo a las fuerzas o clases productivas, las cuales son explotadas a partir de un sistema de relaciones de producción. Solo a partir de aquí se edifican la formas de conciencia, expresada en las instituciones jurídicas y políticas, en la filosofía, el arte, la religión…

Ideología. Formas de conciencia expresas en los textos y prácticas jurídicas, políticas, intelectuales, artísticos… todo aquello que podemos en suma identificar con la superestructura. Max acusa también a los filósofos no materialistas de caer en ideología, es decir, en “pensamiento deformado” o “falsa conciencia”. Entonces, hacer ideología es invertir el orden de preeminencia, otorgando mayor valor a las formas espirituales que a las económicas. El objetivo del ideólogo es enmascarar la verdadera dinámica de explotación del hombre por el hombre, de ahí que el pensamiento burgués sea siempre ideológico y, por tanto, pensamiento deformado. La filosofía idealista es siempre ideológica.
Fuerzas productivas: Constituyen el modo productivo. Incluyen la fuerza de trabajo -es decir, el trabajador en tanto que puro productor-, la mercancía que produce, los instrumentos del trabajo, los conocimientos técnicos aplicados para obtener esa mercancía... Las relaciones que el poder institucionaliza para organizar la economía de una sociedad tienden a entrar en conflicto -según la concepción materialista dialéctica- con las fuerzas productivas, de ahí que la lucha de clases sea entendida como el motor revolucionario de la historia.
Crisis: proceso característico de cualquier modo histórico de producción, pero que toma caracteres especiales en el modo capitalista, dominado por la economía de mercado. Tradicionalmente, la crisis se produce por escasez productiva, de manera que una larga sequía o una epidemia arruinaba cosechas y generaba conflictividad social. Aquí es más bien la superproducción la que lleva a la miseria y el conflicto social por la vía de la destrucción de productos y de fuerzas productivas.
Pauperismo: lógica irremediablemente asociada al modo capitalista. La riqueza generada en el mercado tiende a concentrarse en pocas manos. La necesidad de ahorrar costes y aumentar plusvalías conduce al empobrecimiento cada vez mayor de las clases proletarias, lo que necesariamente ha de estallar en forma de procesos revolucionarios.