divendres, 11 de novembre del 2011

ATENCIÓN, CORRECCIÓN PARA CONTROL 1º DE CIENCIAS

En este texto se nos informa sobre las diferencias entre los seres humanos y los animales (Tema). La intención del autor es convencernos de que el hombre, además de comunicarse con el mundo a través de los sentidos, como cualquier animal, dispone además de los conceptos, es decir, del pensamiento. (Tesis)

(Arg.1) El autor entra expresar su convicción fundamental desde el primer momento, dejando claramente definido el carácter doble de la relación que establecemos con el mundo. Por eso se sirve de la negrita, porque quiere recalcar que eso a lo que llama “mundo conceptual” es exclusivamente nuestro.

(Arg.2) Para explicarlo se va a servir de un ejemplo imaginado. Se refiere al tipo de relación que habría de entablar un ciervo con el curso de un río, comparándola con la que entablarían respecto al mismo río unos ingenieros. Para el primero, el río no es otra cosa que lo que le va a permitir saciar su sed y sobrevivir; para los segundos, el río es también eso, pero además, son capaces de pensar en ese río de una manera mucho más compleja, viendo en él posibilidades que no son tan inmediatas como la de beberse su agua.

Podría servirnos cualquier otro ejemplo similar. En una playa donde las olas alcanzan grandes alturas, es posible que las gaviotas encuentren la posibilidad de pescar con más facilidad en el agua revuelta. Esta posibilidad ha sido desde siempre vislumbrada por los seres humanos, que también cazamos para vivir como las gaviotas. La diferencia es que cada ser humano, es decir, cada ser pensante que se asome a esa playa puede meditar sobre las distintas posibilidades que tal fenómeno sugiere. Por ejemplo, para un amante del surf, las olas contienen la amenaza de una emoción deportiva sin igual, pero para un científico con preocupaciones ecologistas, la energía desencadenada por su movimiento podría, debidamente encauzada, suministrar electricidad a grandes núcleos poblacionales. Podríamos igualmente hablar de lo que le sugeriría a un poeta romántico el poder del océano batiéndose contra los arrecifes, o cómo imagina el pintor que podría reflejar tales cosas sobre el lienzo. Lo peculiar de todos estos casos es que confirman que el hombre puede “proyectar”, es decir, puede advertir implicaciones en la realidad que el mundo ofrece a sus ojos que nunca encontraríamos si tan sólo dispusiéramos de información sensorial. Es el pensamiento el que nos hace tan distintos.

(Arg.3) Esta concepción termina de confirmarse en la parte final del texto: “La comprensión humana del mundo es más amplia que la que se capta a través de los sentidos”. Aquí añade algo: además de referirse a “conceptos” y “razonamientos” en negrita con la intención de recalcar su importancia, hace aparecer el concepto “lenguaje”. Pese a que Yánez no lo explique, podemos entender que se refiere a él porque es la clave de la distancia que nos separa del mundo animal. El lenguaje humano no es un simple modo de comunicación como los que usan las distintas especies. Es todo un sistema de sonidos articulados y convencionales que adquieren carácter simbólico, de tal manera que podríamos afirmar que configuramos ideas, es decir, que somos capaces de pensar porque disponemos de un complejísimo sistema lingüístico.