dijous, 6 de juny del 2013

ATENCIÓN, SELECTIVIDAD. SUGERENCIA DE PREGUNTA 4 PARA KANT


Atendiendo a la segunda opción planteada en la pregunta, asociaremos la figura de Immanuel Kant al fenómeno histórico de la Revolución Francesa.

Los fundamentos de la filosofía kantiana producen dudas respecto a la mirada que, desde la distancia de Königsberg, habría de dirigir el autor de la Crítica de la Razon Pura a los sucesos franceses de 1789. Kant es, como sabemos, un gran ilustrado, es decir, un defensor a ultranza del poder de la Razón para solucionar los problemas del género humano. Cabe suponer que un movimiento de masas destinado a provocar todo tipo de desórdenes podría generarle todo tipo de sospechas. Fácilmente la plebe parisina enfurecida daría rienda suelta a su parte irracional, lo cual desencadenaría un pillaje sin ley y una violencia indiscriminada.

Sabemos que esto ocurrió de verdad, sin embargo Kant mostró una considerable simpatía por el movimiento francés. Creía que sus principios en defensa de la libertad de pensamiento y los derechos del individuo frente a la tiranía tenían mucho que ver con los ideales ilustrados que guiaron a los revolucionarios. En cierto modo podemos suponer que para Kant la Revolución se quedó incluso corta, pues sus expectativas de una sociedad justa y pacífica, donde los hombres no anduvieran en una guerra perpetua, iban mucho más allá de lo que las instituciones creadas por la Revolución llegaron a plantear. Y, sin embargo, el transcurso del proceso revolucionario sembró fuertes dudas en Kant respecto a su inicial entusiasmo. Criticó duramente la ejecución en la guillotina del Rey Luis XVI. Desde ese momento empezó a desconfiar de las revoluciones populares, pues se dio cuenta de que siempre terminaban generando desastres. Además se dio cuenta de que en las revoluciones las leyes se relajaban o eran destruidas, lo cual permitía que los libertinos y los abusadores se apoderaran de las naciones y aterrorizaran a todos los demás, lo que podía volver la situación peor incluso a la del Absolutismo.

¿Cómo salir de esta contradicción? Por una parte, Kant creía en el derecho de las naciones a rebelarse contra los tiranos y derrocarlos; por otro temía la muerte, el dolor y el desorden que siempre han generado los motines populares. Para terminar de definir la posición kantiana tenemos que acudir a sus últimos escritos, que, a propósito de los sucesos franceses, le hicieron centrar su pensamiento en cuestiones relativas a la política. Hay que tener claro que Kant nunca llegó a posicionarse rotundamente en contra de la Revolución Francesa. Sin embargo, sí terminó sustituyendo el concepto de revolución por el de “evolución”. Siempre basándose en la primacía de la Razón, entendió que la transformación de la sociedad en clave de progreso sólo sería posible de forma gradual. Se trataría de un proceso de triunfo lento de la libertad sobre la tiranía. Eso sí, para que la libertad no degenere en abusos, debe ser regulada por el derecho. Los principios del derecho deben regirnos a todos y controlar la tendencia que tenemos los humanos a entrar en conflicto entre nosotros. Podemos decir que esta concepción universalista o “cosmopolita” del derecho funda un modelo de pensamiento que desemboca ya en nuestro tiempo en la Carta Internacional de los Derechos Humanos. No es pues descabellado afirmar que el kantismo es directo inspirador del derecho internacional contemporáneo.


En suma, Kant es un “revolucionario” y un pensador utópico, pero sólo si entendemos que tiene fe absoluta en la Razón y en la voluntad del hombre, única manera de evitar los excesos de la violencia y la guerra perpetua.